La poesía, ha servido con el paso de los años como uno de los medios de expresión más puros y sinceros. También, está repleta de las necesidades y vivencias que cada uno de sus autores plasman a través de sus obras. No son palabras, es mucho más. Son sentimientos, son vivencias, es la transformación de un posible pasado, futuro o simplemente tiempo el cual no está presente en el tiempo real.

El escritor, Manuel Ramos Otero, plasmaba en sus poesías, novelas, ensayos, y todos sus trabajos la sinceridad que lo caracterizaba. Ramos Otero, escribía sin importar en el momento exacto, a quién o a dónde llegarían esas palabras. Más bien escribía con el fin de encontrar a ese alguien que se escuchara como él y pensara como él.
Este gran autor, es un gran ejemplo de lucha y perseverancia contra la batalla del discrimen. Sus poemas crudos, en su mayoría solían ser criticados, sin embargo, no fue motivo ni desliz para desprenderse del arte y plasmar en sus trabajos sus convicciones y las realidades que lo caracterizaron.

domingo, 2 de mayo de 2010

Citas del autor

" Escribir es otra cosa que rechazar el texto transitorio de la biografía de carne y hueso y lanzarnos a la búsqueda de ese pretexto augurado por la fábula cuya resonancia lejana está tan cerca, que por lo mismo nos iguala. Escribir es, al menos para mí, despellejarme para encontrar la voz que se parece a mí, que lucha por parecerse a mí y que quiere tomar prestada la biografía inconclusa que soy para que, finalmente, vuelva a quedar integrado el fabuloso cuentero en el texto y pretexto de la escritura". (Manuel Ramos Otero, 1990)

"Yo nací en un pueblo de embuste, si usted quiere algo más de embuste en Puerto Rico que haber nacido en Manatí, la Atenas de Puerto Rico... No solamente nací en la Atenas de Puerto Rico, nací en el viejo edificio que había sido el viejo Casino Español de Manatí. Vivíamos en la planta baja, mi abuela en la segunda planta, en lo que había sido la pista de baile del casino. Entonces, cada vez (...) uno iba de apartamento en apartamento y me decían, aquí era que se bailaba, aquí era que estaba la barra. O sea, qué yo nací en un edificio de embuste (...) Mi madre cada vez, que era muy frecuentemente, que le daban esos corajes, mientras barría, cantaba boleros. Y yo siempre recuerdo que cantaba, por ejemplo, enfurecida (...) 'mi vida la embellece una esperanza azul', la contradicción entre su furia y la esperanza azul, la escoba (...) mi padre se daba un trago e inmediatamente recitaba José Ángel Buesa (...) o el poema de Garrick".

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